Política y vida animal: la analogía del buen gobierno
DOI:
https://doi.org/10.1590/S1678-31662014000200003Resumo
Aristóteles sostiene que los animales no requieren un monarcon con poderes arbitrarios para gobernarse, como tampoco lo requiere una ciudad bien gobernada. Con ello inaugura una analogía entre la vida animal y la vida política. Examinando algunos textos de él y de filósofos posteriores (Vitoria, Locke, Condillac y Rousseau), se constata que la analogía tiene continuidad y que se complementa con nociones modernas, como la de soberanía e interés. Aplicado por Condillac a los animales, el interés es entendido como una guía que orienta la vida de los animales, y no sólo como un "instinto" conducente a obtener alimentación y reproducción. Asimismo, la capacidad de movimiento de algunos animales requiere algún grado de conciencia de sí, del entorno y de la propia posibilidad de muerte. El conjunto lleva a que es difícil hablar de lo político sin una analogía con la vida animal o viceversa y a que dicha analogía obligaría reconocer derechos a los animales, tal como se constata ya en la jurisprudencia y en algunos textos jurídicos.Downloads
Publicado
2014-06-01
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Artigos
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Política y vida animal: la analogía del buen gobierno . (2014). Scientiae Studia, 12(2), 261-284. https://doi.org/10.1590/S1678-31662014000200003