La máscara de cuero: el pico de la desfiguración humana

Resumen

La clásica máscara de cuero utilizada en los rituales masoquistas, a pesar de ocultarse, nos revela, según Georges Bataille, “la encarnación misma del caos”: un cubrimiento adherente/artificial sobre los rostros, que trae consigo algo imaginario y profundo. La familiaridad se desvanece y solo queda la certeza de lo impredecible.
Como nos describe Eliane Robert Moraes (2017), el rostro es la última etapa del largo proceso de desfiguración humana, que se inicia a mediados del siglo XIX, en la figura de Lautréamont, y finaliza en Bataille, con su mitológico acéfalo. Dado que esta descomposición de lo humano sigue a la descomposición de la figura divina, la mujer enmascarada, para Michel Leiris, se convierte en una nueva divinidad: el horror de esta figura sin rostro es sagrado, ya que es precisamente la experiencia del no ser.
El primer collage, realizado de forma analógica, a partir de recortes, composiciones, superposiciones y descomposiciones de imágenes, estaba compuesto por periódicos, papel origami y otros recortes, en papel especial negro de 120g, en formato A4.
El segundo collage, a diferencia del primero, se hizo digitalmente en una aplicación de teléfono inteligente y con imágenes cuidadosamente seleccionadas de Internet, en un formato de 1080x1350 píxeles. Ambos tienen composiciones y encuadres que buscan una estética urbana, gótica y sensorial, además de traer fuertes elementos de la cultura bondage japonesa.