Historia de un lugar moderno: Clorindo Testa y el centro cívico de Santa Rosa, La Pampa.

Resumen

Santa Rosa, capital de la joven provincia de La Pampa, Argentina, há sido fundada en 1892, al final de las campañas militares que aniquilaron a los pueblos indígenas y aseguraron el control republicano sobre los territorios del sur, desde la región pampiana hasta la Patagonia. En 1955, la ciudad realizó un concurso público, para la construcción de su Centro Cívico. La tarea propuesta por el concurso no correspondía a una simple operación de compleción, destinada a renovar el centro urbano propiamente dicho, con la elevación de una nueva fachada en uno de los cuatro lados de la plaza principal. Al contrario, los competidores deberían organizar un conjunto de nuevos edificios y espacios públicos, en una superficie de nueve hectáreas, excéntrico con respecto al núcleo fundacional. Así se tendría que hacer, casi a partir de cero, una nueva pieza de la ciudad, justo en el límite entre la ciudad existente y la pampa inmensa que la rodeaba. Clorindo Testa ganó el concurso con la propuesta de construir el nuevo conjunto como un trozo de ciudad moderna. Situado en el medio de la pampa argentina, el Centro Cívico de Santa Rosa ha sido menos analizado que otros importantes edificios de Clorindo Testa del mismo período, como el Banco de Londres (1959) y la Biblioteca Nacional (1962), ambos en Buenos Aires. La Casa de Gobierno, la Estación Terminal de Autobuses y el espacio central cubierto se construyen antes de 1963. Testa terminó el Palacio Legislativo en 1976, y, aunque ha vuelto a construir en La Pampa en 2006, con la inserción de la pequeña Biblioteca del Legislativo, la mitad del área destinada originariamente al Centro Cívico permanece libre. Sin embargo, como parte de un proyecto moderno, quizás nunca concluido, instalado en el extremo sur, el caso de La Pampa parece plantear importantes cuestiones urbanas. Este trabajo explora el caso en dos direcciones complementarias. Una se centra en el resultado del primer concurso, reconociendo en él un aporte original a las relaciones entre modernidad, monumento y lugar. La segunda analiza la condición inacabada del Centro Cívico como parte constitutiva de la tradición moderna, en el sentido mismo de la ciudad moderna como una obra que nunca se completa.